viernes, 30 de marzo de 2012

El corazón es la lucha

Viernes, 30 de marzo de 2012

En primer lugar, quiero aclarar una cosa: Mi nombre y mi rostro, aunque sólo tengo este nombre y este rostro, no es nada. Lo que soy no importa. Debajo de mi nombrecito, de mi estatura, mis cabellos y mis dientes, debajo de lo que soy está otra cosa que es igual a ti, a aquél, a todos, y que es un sentido común, una razón siempre viva y latente, un corazón que no se apaga aunque siempre intenten matarlo sea en nombre de hacienda, elecciones, automóviles o televisión.


Mi nombre es Sara Luz Sánchez Chávez. Tengo 26 años, todos vividos en México. No tengo pasaporte, ni visa. Provengo de una familia bastante humilde, como la que se jactan todos los políticos de hoy en día que se quieren ganar nuestro corazón.
Pero yo sí vengo de una familia humilde, con muchas tragedias, que no sé hoy cómo sobrevivimos y a pesar de todo, seguimos tan vivos.
Cursé la preparatoria, la carrera universitaria y la maestría todo en base de becas. No tengo dinero. Aún ahora que escribo, tengo la incertidumbre de cómo juntar 20 pesos para el camión de ida y regreso a casa. La gente que me rodea, a quienes amo y aman y me procuran y procuro, saben de este arduo camino que me ha tocado. Y no me quejo, ¿quién puede decir que su vida no es difícil?
Y de nuevo, a pesar de todo, mi familia y yo nos hemos esforzado muchísimo por ser ciudadanos y más que ciudadanos, seres humanos. Cuando nos aprieta el hambre y pasa alguien por la casa pidiendo para comer, le convidamos de lo nuestro sin reparos. Hemos adoptado un par de mascotas de la calle, porque no soportamos ver a los animalitos consumirse así, sin que nadie voltee a verlos y los ame.
Otra vez, a pesar de todo, a pesar de que nunca hemos tenido lujos, de que no hay mes que no nos falte dinero, de que no hay día que comamos un poquito menos para que otro coma también (porque donde come uno, comen dos), a pesar de que tengo vasos y playeras de mis representantes políticos que no hacen más que subir impuestos y vernos como cifra de urnas y matarnos el tiempo con sus papeleos y no sé qué tantas cuentas que debo rendir al Estado, a pesar de todo, no nos rendimos.
NO NOS RENDIMOS. Y por ello me removí la pereza, el coraje, la desesperanza de que nada cambia. Y fui al Cabildo a solicitar participación en los procesos de licencia de la señora Ivonne Álvarez. Y con los tostones que encontraba en mi cajón o que me daba mi madre y mis seres queridos, he juntado para ir y venir las veces que sean necesarias al despacho de Martínez Arrieta.
Porque yo no me rindo.
Y les voy a decir por qué no me rindo: porque amo. Amo al que tengo al lado mío, amo al señor que apesta el camión porque viene de trabajar quién sabe cuántas horas. Amo los ojitos de los niños que sonríen y me miran. Amo a la señora que recoge a sus hijos, les lava la cara con su saliva, los arregla para la escuela. Amo a señor oficinista amargado que cuando duerme sueña con estar en la playa, con no trabajar más de eso que hace y que no le gusta pero no hay de otra.
Si yo no amara la vida y quienes vivimos en ella, ¿qué cosa sería yo? Porque amo la vida, lucho por ella, para los otros y para mí.

Pero gente mía, pueblo que me integra, hoy desfallezco. ¡Se quieren meter con mi corazón! Quieren hacer de mi amor un acto político, una cifra estadística, un dinero, un nombre, un individuo. Quieren burlarse de mí, de todos, de lo que somos todos de razón común.
Que la señora Ivonne Álvarez pueda registrarse ante el IFE es una cosa. Que el IFE le permita, a sabiendas de que está igual de metida que yo en este lío, registrarse, me parece horrible, pero no hay ley que no se lo permita y vale, respeto.
Pero que además salga en campaña, eso sí no puedo.
Las leyes fueron hechas para proteger al ciudadano. Pero las leyes no tienen oídos y ya bien dice la canción, las leyes muchas veces no escuchan al pueblo, aunque el pueblo tenga razón.
Lo que yo hice ha sido aplaudido por muchos que usan su sentido común más allá del dinero. Que han sido lastimados por la deforestación de La Pastora, que están inconformes por no poder salir a gustito a pasear porque por ahí pueden terminar siendo daños colaterales. Que sufren porque el río La Silla está muriendo a manos de la máquina.

Que la señora Ivonne Álvarez haga campaña para una senaduría es terrible porque da un mensaje muy claro. Las leyes no le importan. Es tal su ambición, prepotencia y sed de poder, que esa ciudadanía a la que debe servir, esa gente que quiere cuentas, que se preocupa y ocupa y trabaja todos los días por su familia, le vale.

Usted, señor que trabaja 8 horas, 9 o 10, no le importa a Ivonne, su representante, la que debe velar por su bienestar. Usted, señora ama de casa, señora trabajadora, señora madre de familia de la mesa cooperativa de la escuela de sus hijos, usted joven trabajador, joven estudiante, usted le vale un pito a Álvarez.
¿Y la ley? ¡La ley también!

Yo aquí, con hambre, con miedo, con tristeza, con dolor y sangre sobreviviendo y ¿usted, señora Álvarez? ¡Viviendo de los impuestos de la gente que como yo, sufre una batalla épica diariamente para poder sobrevivir! ¡Y encima esto!
Yo no tengo corazón para dejar a un perrito morirse en la calle de hambre. Usted, señora Álvarez, deja a la población de Guadalupe sin bosque, sin río, sin dinero para existir, sin nada. Me dice promesas que sé que no cumplirá. Me dice que hará más cosas por Guadalupe en el Senado. ¿Más cosas como un estadio que mató a un bosque? Mejor no haga nada. Mejor regrese y ríndame cuentas, porque no estoy conforme con lo que ha hecho.
Yo, como el resto de la gente ordinaria, hago y hacemos nuestra chamba. Acudimos a las urnas, nos quejamos, criticamos, informamos, trabajamos, estudiamos, educamos a nuestros hijos y más. Usted haga la suya: cumpla los 3 años que le tocan.
Yo sé que a los políticos poco les interesa representar a la gente y que tienen otros intereses perversos ocultos por ahí. Pero por favor, al menos sepa disimularlo mejor.
Una cosa tiene que saber: podremos tener mucha hambre y ver mucha televisión, pero no somos idiotas. La lucha se ha llevado a su terreno, el de las leyes que saben cómo burlar. Pero cuidado, quién sabe, un día de estos la gente se harta en verdad y créame, no quiere ver a la gente sin nada que perder y enojada de verdad.

Por supuesto, dejo la duda, porque creo que todos podemos aprender y cambiar para bien. ¿Realmente quiere mejorar México? Haga historia: quédese en su cargo y haga su carrera política decentemente, cumpliendo con su trabajo de cabo a rabo, como lo hacemos todos.

Los políticos nunca me van a romper el corazón, porque no tienen mi corazón. Y porque mi corazón sigue vivo, intacto, fuerte, por eso NO ME RINDO y seguiré en pie de LUCHA.
Y aunque ahora no me quede más que desesperar, no quería comenzar a hacerlo sin hablar.
Ahora y siempre a su lado,

Sara Luz Sánchez.
Ser humano, ciudadana y viva.

escarabaja_@hotmail.com



5 comentarios:

  1. Extraordinario Sara. Muy bien. No nos podemos rendir ante esta mezquina y nefasta clase política.
    Te felicito y estoy a tu lado.
    Salud y larga vida para ti y tu familia
    Liliana Flores Benavides

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  2. Ojalá tu voz se hiciera himno. Por ella es que te respeto, te admiro y te quiero.

    Gracias por seguir luchando.

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  3. Sara, me tienes con la piel chinita.
    Te admiro desde siempre, pero hoy me has inspirado.
    Por favor, nunca te rindas.
    Gracias.

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  4. No te rindas, sigue en la lucha.
    amigosdelahuastec@hotmail.com

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  5. Te admiro amiga, y créeme que cuando tengo oportunidad intercepto a la Ivonne Álvarez, le expongo nuestros desacuerdos y tienes toda la razón le valemos MADRE!!!!!! ignora nuestros comentarios del Río la silla destruído, todo por construir unas alberquitas publicitarias, porque eso es lo único que busca publicidad si le sirves que bien, sino te manda por un tubo...si la gente conociera en realidad a la Ivonne Álvarez que es, no esa máscara falsa y sonrisa irónica que solo sigue la corriente para hacerse de poder....Ánimo amiga, que sé que seguirás en la lucha....

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