lunes, 21 de enero de 2013

Fumar

¿Qué había pasado hace 12 años cuando decidí comenzar a fumar?
No creo que exista un argumento válido para justificar un vicio así, mucho menos en las cantidades en las que yo comencé a hacerlo.
Quizá sólo pueda decir "Fumo porque me gusta". Y no sé si las cosas que me gustan son porque realmente me gustan a mí o si se me ha introducido una idea de otra persona, de una publicidad o algo así.



Es bien sabido que los padres son el ejemplo de los hijos. A eso me refiero ¿Mi gusto por fumar será mi gusto o será que por la admiración a mi padre también comencé a fumar como él?
También es bien sabido que la televisión influye en nuestras vidas. ¿Mi gusto por fumar es mío o me lo apropié de alguna de esas propagandas bohemias que salen en la tele?

La verdad es que no lo sé. La cosa es que comencé a fumar como si de ello dependiera mi vida. Parece una exageración, ¿cierto? Pues lo es. Si no me fumo ese cigarro después de la comida, ¡ay, qué tragedia más grande! Y en realidad, desde hace 12 años, nunca ha faltado mi cigarro después de comer. Sólo con pensar que no podría fumarme mi cigarrito me horrorizo.

Lo que les puedo asegurar es que estaba yo muy aburrida cuando comencé con el vicio. Muchas veces me lo digo: Fumo porque no tengo nada mejor que hacer. Pero en mi mente, en mi jerarquía de las cosas, fumar es lo mejor, por eso, todo lo demás me parece menos importante. Y eso ya está bastante mal.
¿Comer? Nah, puedo fumar en vez de comer.
¿Dormir? Bueno, pero antes me fumo un cigarrito, pa' relajarme.
¿Ver una película en el cine? Pues he de fumar muy bien antes de entrar, para no llenarme de ansiedad.
¿Escribir y leer? Mientras fumo.

Así comienzo este recuento de los días. El sábado 19 de enero, decidí dejar de fumar.
Ese mismo sábado disminuí mi consumo de 20 cigarros al día a 4. Para las 12 de la noche tuve que salir por cigarros, pues el mareo y dolor de cabeza eran terribles. Me fumé medio cigarro y me sentí un poco mejor. ¿Qué clase de brujería es esta en donde uno se siente mejor inhalando polonio, cianuro, amoniaco, arsénico?

El domingo disminuí mi consumo de 4 a 2 cigarros, con ataques de mal humor, dolor de cabeza, languidez y mareos constantes. Siento que floto. ¿Así se sienten todos los que no fuman? Es como no estar dentro de mi cuerpo ni estar aquí ni allá ni en ningún lado.
En mi cabeza me invento toda clase de relatos intrincados por los que debería volver a fumar: mira cómo te sientes. Tú eliges cómo te vas a morir, que sea algo que te gusta. ¿Apoco no te da alivio el cigarro? Si cada uno tiene sus vicios, ¿por qué tú no habrías de tener el tuyo?

Y así me la llevo, mientras las palabras de mis seres queridos me retumban en mi cabeza. Si me felicitan por mi decisión, lo siento como sarcasmo, como ofensa, como una daga que quiere herirme, joderme, humillarme. No puedo sonreír por una felicitación. Me pone de mal humor, me amarga. ¿Me están poniendo a prueba? ¿Se burlan de mí?

Aquí estoy, en mi tercer día de abstención. A ver qué pasa.

1 comentario:

  1. Te felicito Sara, bien pensado. Cuando tu cuerpo se desintoxique de las cosas que traen los cigarros te darás cuenta de lo trivial de tener ese vicio y lo feo y sin chiste de su sabor.

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